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martes, septiembre 26, 2006

Thursday 4 my love

No recuerdo donde fue que leí que el martes es el día más productivo de la semana, y pues efectivamente, para mí debe de serlo, después de haber descansado ayer toodo el día, llego todos los martes por la mañana a la oficina, y sopassss tooodos los pendientes del fin de semana aguardan impacientes para que los acomode cada uno en su lugar, así que antes de comenzar, decido comerme unas galletas, una mandarina, unas uvas verdes y tomarme un té de menta, si mi panzita no está llena, como podré concentrarme?????

Afuera hay mucho ruido, vino un señor a lavar todas las sillas de la oficina, y el ruido de su maquinita es realmente molesto, el conmutador se ha vuelto loco y timbra en todas las extensiones, y la voz de mi conciencia dice que ya es hora de ponerme a trabajar, así que sin más líneas de por medio, me dispongo a ganarme el pan con el sudor de la frente...

domingo, septiembre 03, 2006

Un mosquito zumbando en mis oídos

En calidad de zombie...

No sería tan pesado, eso pense, trabajar de martes a domingo es algo que cualquiera puede hacer, no??? Cuando estaba a punto de que el agobio cotidiano y la desesperación laboral se me estamparan en toda la pinche vida, llegó, por fin arribó un cambio de trabajo; no lo puedo negar, amaba la radio, a veces el amor no basta, lo sabes; si mis ideas se hubieran conjugado a la par del be yourself, otro gallo hubierá cantado, no fue así...

The last night... este estado anímico que altera mis sentidos, las pinches alucinaciones propias de las medicinas que van inhibiendo mis IMAO´s y sacudiendo mis neuronas, sin alcohol de por medio, en medio de una intimidad cada vez más tumultosa, las cosas empiezan a confundirse, una parte de mí trataba de adaptarse, lograndolo, mientras la otra trataba de alejarse más y más, desde la noche anterior a la noche anterior, tuve la sención de que algo se quebraba dentro...


Alguien llegó, y no pasó nada, esta vez el yo no se diluía como alkal seltzer en un vaso con agua, las mariposas que habitan en mi estómago siguieron dormidas, me dí cuenta que ya no hacía ruido, mis ojos barrían y trapeaban esa imagen, no, definitivamente ya no era la misma que antes conectaba a mi cerebro con las arterias más desesperadas, ya lo había escrito mil ocho mil instantes antes, ahora hasta la imagen más nítida que degustaban mis púpilas sabía gacho.

Y aún sin las noticias esperadas, trato de no hacer lo que me mejor me sale::: desesperarme.