sube y baja...

si al menos mi cuerpo no fuera una revolución de hormonas, será que ultimamente me percato más de mis movimientos, de la energía que gasto cada que muevo la cabeza para decir no, de las fuerzas que invierto cada que mi boca se abre para hablar, cada que mi mente está pensando.

Si al menos mis emociones tuvieran una válvula de escape, ahora que ni mis ojos quieren funcionar, si pudiera llegar y meterle ese chingadazo a quien se me antoja descontar, o estuviera en un cerro y gritar hasta que la garganta se reseque.

No quiero perderme otra vez...